Cada año, miles de millones de animales sufren en las granjas industriales de Estados Unidos. Cada uno de ellos es dolorosamente torturado y matado. Los “animales caídos”, como se conoce a aquellos que están demasiado enfermos o débiles como para mantenerse en pie, sufren aún más. A continuación, la historia agonizantemente real de una “vaca caída”.
La Vaca Caída
Las vaca llegó a los Corrales Walton una mañana. Después que los otros animales fueron bajados del camión, a ella la dejaron sola, incapaz de moverse.
Para hacerla bajar, los empleados de Walton Stockyard le pegaron, la patearon le aplicaron descargas eléctricas en la oreja. Finalmente, le pusieron una cuerda alrededor del cuello, ataron el otro extremo a una columna y pusieron en marcha el camión. La vaca se deslizó en piso de la carga del camión y cayó a tierra sobre sus patas traseras y con la pelvis rota.
Ahí quedo tirada, bajo el sol tórrido, gritando de dolor. El único cuidado que recibió fue un poco de agua que le dio Jessie Pierce, una activista por los derechos de los animales, que había sido contactada por una mujer que fue testigo del incidente.
El operador del corral informó a Jessie que él mismo mataría a la vaca después que Jessie se fuera. Cuando Jessie regresó, el corral estaba desierto pero la vaca todavía estaba viva, rodeada de perros que la estaban molestando.
Alguien había quitado el agua. Jessie contactó a la Policía Estatal. Un oficial Policía Montada quería dispararle a la vaca, pero se le informó que un veterinario debería hacerlo. Los veterinarios de Walton Stockyard se negaron a darle la eutanasia a la vaca, argumentando que, para preservar el valor de la carne, ella no podía ser destruida. El matarife, finalmente, llegó las 7:30 p.m. y mató a la vaca con un arma de fuego
Las Granjas Industriales
Las idílicas escenas de corrales y graneros en los libros infantiles han sido reemplazadas por establos de metal, jaulas de alambre, cajones diminutos y puestos aún más pequeños. A las vacas se las marca a fuego y se corta los cuernos, y a los toros se los castra, todo esto sin anestesia. En el matadero, se las cuelga boca abajo y se les corta el cuello, con frecuencia cuando están completamente conscientes.
A los cerdos se los encierra en puestos mugrientos. Les cortan las colas, arrancan los dientes con pinzas y los castran, todo sin anestesia. Se los hierve, los cuelga boca abajo y mueren desangrados.
Los pollos y gallinas son amontonados grupos de decenas de miles en depósitos sin aire fresco o luz. Sufren enfermedades respiratorias, deformaciones en las patas, ataques al corazón y otras serios males. Durante la matanza, se les corta la garganta y también se los echa en agua hirviendo.